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21:05. Ya me ubiqué en el asiento. Es más incómodo de lo que me imaginaba cuando pagué este pasaje y me contaron "lo horrible que había sido su experiencia de viaje en tren". Yo pensé que exageraban. Podré saberlo con exactitud mañana cuando llegue a la Estación Retiro. (¡Falta tanto! En un día de rutina normal estas horas entre que comés y dormís pasan volando, ayuda la falta de expectativas que se tienen en un día común y corriente.) En este asiento caben tres personas. Eso es un poco extraño, ¿no? Casi siempre en este mundo las cosas vienen en pares, de ahí lo no convencional y "osado" que es plantear el número tres, desde un ménage à trois a la teoría del Tercer Espacio, pasando por la Tercera Posición de Perón, de Heidegger y el nazismo. En fin, siguiendo con el tren: mi pasaje determina que me tocó el espacio del medio. No estoy contenta con eso, pensar en que voy a estar flanqueada por otros dos desconocidos me inquieta un poco. En estos momentos soy hipócrita si me creo multicultural. Pero bueno, esperemos a que aparezcan estas personas. Bueno, veamos...Ventiladores de techo de dos paletas. Lindo la voy a pasar mañana cuando comience a apretar el solcito matinal. ¿Aire acondicionado es demasiado lujoso para un tren que tarda 15 horas-teóricamente- en hacer Córdoba-Buenos Aires? El asiento dista mucho de ser mullido y ergonómico. Conclusión rápida: realmente la clase turista vale lo que te cobran: menos de $30.
A todo esto ya ha sonado la campana. ¡Y la bocina, esa que siempre escuché a lo lejos y en películas! Estos deben ser los típicos asombros de una novata en asuntos ferroviarios. También tengo los ¿típicos? nervios.
El tren es para ir acompañado; el bondi es más individualista. A mi lado se acaba de sentar una chica que tan pronto como apareció surgió entre nosotras la necesidad de conversar. El resto de los turistas que van en este vagón está disperso, charlan, ríen, comen sus viandas, hay amigos, familias numerosas, y gente eventualmente sola como yo que se acopla a otros para compartir su viaje y sus razones. Me alivió mucho que fuese esta chica, de edad similar a la mía, con una historia también parecida, la que me acompañara en el asiento. Tuve un viaje bastante ameno, con las charlas y la compañía se pasó más rápido el tiempo, pero ni siquiera una buena química pudo contrarrestar ciertos momentos en los que la urgencia por tocar "tierra firme" era mayúscula. ¡No puede tardar tanto un tren! ¡Un viaje a una provincia limítrofe! Cuando empezó a transitar las localidades cercanas a capital federal, iba extremadamente lento por tratarse de un camino en zonas pobladas, y eso realmente fue un suplicio.
Bueno, vuelvo a cuando salía de Córdoba. "Ahora me parece pintoresco", anoté. "Pero...en el interín entre que me senté y arrancó al fin, la atmósfera me hacía pensar en una escena de la película 'La lista de Schindler', en la cual se muestra un tren llevando un contingente de personas hacia un campo de concentración (Auschwitz, muy probablemente) que transita un paisaje nevado, frío y tan desolado como las almas de las víctimas de esa historia escabrosa. Esta película es tan buena que uno puede sentir aunque sea mínimamente el horror de viajar hacia tu muerte segura, inevitable. Sentir que no tenés escapatoria se convierte en un anticipo de la muerte, una primera muerte que se desarrolla lentamente en lo más oscuro de una mente aterrorizada." Yo creo que pensé eso porque ese tren (o los trenes viejos en general quizás) es muy distinto a los otros medios de transporte, de noche por las ventanillas de los costados no podés ver nada si no hay una buena iluminación afuera, y ahí en esa estación todo escasea; te sentís encerrado, es muy grande todo y no sabés que pasa en otros vagones, se siente todo mucho más familiar, más sucio, más viejo, usado e incómodo...En ese momento se me hacía muy difícil no tener miedo y pensar en que estaba viajando a Buenos Aires, al fin, básicamente para pasarla bien. El aspecto del tren no coincidía con el "glamour" de viajar a la Capital Federal (?) la alegría de ver a Gabo de nuevo, la expectativa de pasar mis vacaciones lejos de casa y de mi familia. Y acá termina mi registro en el momento de los hechos: "ya son las 21:45. Me gusta cómo pasa el tiempo cuando escribo huevadas."
A pesar de que tiene sus lados malos, volvería a viajar en tren y en clase turista, pero llevaría algo para dormir más cómoda a la noche, más comida, mate, mis pertenencias conmigo y no en el vagón-maletero...Hay que pensar en que vas a tener muchos momentos de ocio puro, de incomodidad, y en los que no vas a poder evitar pensar "¡Quiero llegar, la reputísima!". Ah, y delicados para cuando van al baño abstenerse de viajar por este medio: hay que hacer en cuclillas en un hoyo en el piso, en una cabina toda de metal. Eso en realidad es lo menos molesto del viaje comparándolo con el estado de ciertos baños públicos de las ciudades.
Después de esta experiencia, la verdad es que vuelvo a mi convicción original de apoyo al proyecto frustrado del "Tren Bala". Me habían convencido de que no era acertado con argumentos muy de izquierda, o comparaciones con Los Simpsons (!) pero la verdad es que yendo a la realidad no tienen demasiado sentido. Quiero un TGV ya. Quiero viajar cómoda. ¿Por qué la única opción para viajar en tren por el camino más importante del país tiene que ser el Ferrocentral? Que está muy bien que exista, antes del 2005 ni eso había. Pero así como existe una opción barata no tiene nada de malo, de "antipopular" que haya una opción más cara y lujosa, como hay en muchos servicios.